¿Cómo afecta la
Pandemia
a estas comunidades?
La pandemia nos afectó a todos, pero no por igual.
Actualmente nos enfrentamos a una contingencia de salud pública que agrava y evidencia las fallas estructurales que enfrentan las poblaciones y comunidades negras en el país empezando con que, hace unos años, a la población étnica afrodescendiente no se le encajaba como grupo de atención especial, por lo que en materia de afiliación quedaba relegada a las cargas corrientes del sistema general de salud, y ahora aunque debe hacerse, en muchos lugares no se cumple.
En Medellín, es la tercera ciudad en Colombia con más población de este grupo étnico. Según cifras del DANE (2010), la población afrodescendiente representa el 10 % de la población total y se ubica principalmente en los barrios de 8 de marzo, Mirador de Calasanz, Limonar, Nuevo Amanecer, Santa Cruz y Moravia, estos en su mayoría son barrios periféricos e invasiones que no cuentan con los recursos suficientes para atender las necesidades básicas de sus habitantes, ni siquiera una cancha para la recreación, mucho menos un centro de salud. Contando con eso no se puede esperar que tengan una atención especial por ser una comunidad étnica.
La pandemia y la crisis económica se ha encargado de traer a la luz las condiciones reales y materiales en los territorios se encuentra la gente afro, las mismas comunidades se han visto forzados a responder por la falta de institucionalidad. Primeramente, recurren a la ancestralidad y en segunda instancia, tratan de ayudarse mutuamente, es decir, se crea un ambiente de solidaridad tratando de hacer lo que puedan por ellos mismos, y como último recurso, asisten a los centros de salud.
Es importante tener en cuenta que la pandemia no solo trajo tos, dolor de garganta y fiebre, junto con ella llegaron enfermedades que afectan internamente como la depresión o la ansiedad provocada por la incertidumbre de la situación, esto es algo que nos ha pasado a todos por igual, sin embargo, no podemos olvidar que la población afro ha sido afectada también psicológicamente por el contexto de racismo y opresión en el que vive constantemente, a esto se le suman las consecuencias psicológicas de la pandemia y tenemos como resultado un aumento en las tazas de depresión he intentos de suicidios en los barrios periféricos de la ciudad.
¿Qué podemos concluir?
Existen deudas históricas que necesitan reparación y solo es posible hablar de reparación si hablamos desde el reconocimiento del racismo estructural como una problemática que necesita ser nombrada para politizar. Si se reconoce, se asume y se nombra, pueden recuperarse espacios y reivindicar las condiciones de la población y comunidad afrocolombiana. Actualmente nos enfrentamos a un contexto de contingencia que desnuda y exacerba las condiciones sociopolíticas de nuestro territorio.
El racismo también es una pandemia y sus víctimas tienen un color.